La  nueva película “Infertilidad: una agenda diabólica”, producida por Children’s Health Defense (CHD) en colaboración con el cineasta y activista británico Dr. Andy Wakefield es un documental que habla sobre un “experimento de control de la población” en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó y distribuyó una vacuna capaz de esterilizar a las mujeres en África; en él se demuestran las maquinaciones políticas que hicieron posible el nefasto plan.

 Este documental intenta “revelar la verdad detrás de la nefasta colaboración de la OMS con el gobierno de Kenia en la que una vacuna experimental contra tétanos, que luego se descubrió que estaba mezclada con la hormona del embarazo βhCG, se administró a millones de mujeres africanas en edad fértil que no lo sabían”.

La película explica que durante 20 años, desde 1972 hasta 1992, la OMS financió la investigación para el desarrollo de una vacuna contra el tétanos especialmente mejorada capaz de dejar infértiles a las mujeres en respuesta a una crisis de superpoblación percibida.

Los científicos descubrieron que la combinación del “toxoide tetánico utilizado en la vacuna contra el tétanos de rutina” con βhCG creaba una sustancia química capaz de “inmunizar a una mujer contra quedar embarazada o abortar un embarazo exitoso”, dijo el narrador de la película.

La vacuna produjo el efecto deseado, generando anticuerpos tanto contra el tétanos como contra la HCG, pero aunque la campaña de vacunación contó con el apoyo total de los líderes de Kenia, así como de los “grupos de élite”, el lanzamiento no tuvo éxito inicialmente debido al rechazo de los grupos de mujeres que sabían de los casos de infertilidad durante el ensayo de la vacuna.

Consciente de campañas similares de vacunación contra el tétanos y preocupada por los riesgos para la fertilidad, la médica embarazada solicitó a la Iglesia Católica, que administra los centros de atención médica en Kenia, que probara las inyecciones para HCG.

Derivado de la investigación que hiciera la Iglesia y con los hallazgos obtenidos fue como decidieron pedir el fin del programa de vacunas, mientras que los sacerdotes instaron a sus congregaciones a evitar vacunarse, dado el riesgo de esterilización.