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Rubens, el pintor barroco que encarnó el triunfo de la Contrarreforma
Artista grandilocuente y prolífico, amante de la vida y la paz que a su vez exaltó la Santa Fe Católica a través de sus vibrantes obras.

23/01/2023

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Peter Paul Rubens encarnó el paradigma de pintor cortesano católico y fue el espejo en el que se reflejaron otros grandes personajes del barroco, razón por la cual, se le reconocerá como “el rey del barroco”.

Nació el 28 de junio de 1577 en Siegen en la provincia alemana de Westfalia en el seno de una familia calvinista. Su madre posteriormente se convirtió con total convicción al catolicismo, el verdadero depósito de la Fe, que Rubens heredaría y en cuya causa creyó fervientemente. Desde temprana edad recibió una excelente educación y dado su talento, escogió dedicarse al gremio de la pintura, más adelante se convirtió en pintor independiente y cosechó triunfos juveniles en Italia. En 1609 se casó a la edad de treinta y dos años con Isabella Brant. La repentina muerte de Isabella, en 1626, sumió en la tristeza a Rubens, que perdía a su amada pero también a su modelo. De este matrimonio habían nacido tres hijos, Clara Serena, Albert y Nicolás a quienes retrató en muchas ocasiones.

(El bellísimo Autorretrato con su es­posa (h. 1609-1610, Alte Pinakothek, Múnich)

Posteriormente contrajo nuevas nupcias con la joven Helena Fourment varios años después. Tuvo tres hijos con ella, cosa que revitalizó su vida y le devolvió la alegría e incluso la inspiración para pintar. Luego de sufrir la enfermedad de gota y agravarse, se durmió en la paz del Señor el 30 de mayo de 1640 bajo el auxilio de los Sacramentos. Fue enterrado en la Iglesia de Santiago en Amberes.   

Su destreza para representar la majestad del poder y plasmar los ideales de la cultura clásica y cristiana, los principios de la Contrarreforma en composiciones que rebosan vitalidad y dinamismo, le abrieron las puertas de las principales cortes europeas en las que supo moverse con desenvoltura. Fue tremendamente exitoso, pero con los pies en la tierra.

No solamente fue pintor, puesto que también sirvió como un gran político, ya que fungió el cargo de diplomático brillantemente en Francia, Inglaterra, los Países Bajos y tal era su fineza de hombre culto y sabio, que fue muy querido por las casas reales, especialmente por los Austrias, un fiel servidor de la Corona Española. Ciertamente puede considerarse como el pintor más culto al tratar temas históricos y a su vez por reconocérsele como un amante de la filosofía estoica. Aunque su actividad se centró en la pintura, también realizó numerosos diseños para estampas, tapices, arquitectura, esculturas y objetos decorativos.

Poseía un pasatiempo bastante oneroso para la época el cual consistía en el coleccionismo apasionado de las antigüedades y de objetos exóticos. Hablaba varios idiomas excepto el inglés que se le dificultaba y dominaba perfectamente el latín y griego.

Es uno de los primeros artistas en formar una corporación de pintores cuyo negocio le facilitó pintar un total de tres mil obras, además fue miembro honorario de la Guilda o el Gremio de San Lucas.

Rubens no solo fue exitoso en la esfera artística y política sino también en su integridad como persona y ello se debe a que su madre lo educó en la Fe Católica, cosa que vivió con coherencia a lo largo de su vida. Leyendo su diario, él menciona que asistía frecuentemente a los Sacramentos, hecho que demuestra que Rubens era un católico comprometido. Se levantaba a las cuatro de la madrugada a rezar y acto seguido, se alistaba para asistir a la Santa Misa todas las mañanas, unido a ello, fue un esposo y padre de familia ejemplar.

Rubens fue uno de los principales intérpretes de la espiritualidad contrarreformista y es que las pinturas que realizó para los templos de Italia, Países Bajos, Inglaterra y España son una excelente muestra de su maestría a la hora de sintetizar complejos mensajes teológicos en imágenes de enorme eficiencia comunicativa.

Entre muchas de sus obras tempranas se encuentra la elevación y el descendimiento de la Cruz, dos trípticos conservados en la Catedral de Amberes, en cuyas escenas trata con un marcado contraste entre zonas de luz y sombra. Pero más que su capacidad para hacer una obra “monumental” y sumamente impresionante a la vista, en “La elevación de la Cruz”, por ejemplo, pintada a lo largo de 1610, Rubens hizo alarde de las lecciones aprendidas en Italia respecto a varios detalles, tales como, la intensidad de los pigmentos y la disposición de las figuras en marcados escorzos que remiten a las obras de Tintoretto, Tiziano o Miguel Ángel, pero por encima de ello, a las enseñanzas de Trento y de la manera digna en que debían representarse estos temas sacrosantos.

Es así que logrará expresar el sentido mismo de la Belleza de la Fe y de cómo sus obras fueron y son aún un vehículo para catequizar y contrarrestar de ese modo los errores esparcidos por el venenoso hereje de Lutero y los príncipes alemanes protestantes.

Pero entonces, ¿por qué Rubens puede ser considerado un pintor contrarrevolucionario o bien un paladín del Fe armado de pincel y paleta?  Lo veremos en una próxima entrega.

Referencias

Peter Paul Rubens (TASCHEN, Vol. 1). (2006). Gilles Néret.

Rubens, Pedro Pablo@es|||. (s. f.). Museo del Prado. https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/rubens-pedro-pablo/0e58fabf-fce4-426d-8ff3-945c15f4030b

Tags: Arte | Rubens
<a href="https://inquisitivo.net/autor/luis-hernandez-solano/" target="_self">Luis Hernández Solano</a>

Luis Hernández Solano

Docente de Historia y Geografía con 14 años de experiencia. Trabaja actualmente en el Complejo Bilingüe Nueva Esperanza en Heredia, Costa Rica. Pintor de Arte Sacro. Numismático. Miembro cooperador de la Comunidad Seglar de Cristo Rey de Costa Rica.

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