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Privilegios litúrgicos de España e Hispanoamérica que debes conocer
La Iglesia española (y por extensión la de todos los países hispánicos) tiene una serie de usos propios al celebrar la Santa Misa de acuerdo al rito romano tradicional. Algunos son casos de privilegios expresamente concedidos por los Papas al clero de España (como ocurre con las bulas Ad hoc Nos Deus de San Pío V, fechada […]

18/07/2022

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La Iglesia española (y por extensión la de todos los países hispánicos) tiene una serie de usos propios al celebrar la Santa Misa de acuerdo al rito romano tradicional. Algunos son casos de privilegios expresamente concedidos por los Papas al clero de España (como ocurre con las bulas Ad hoc Nos Deus de San Pío V, fechada el 16 de diciembre de 1570, y Pastoralis officii de Gregorio XIII, de 30 de diciembre de 1623), y en otros, de costumbres antiguas ya muy arraigadas. 

A continuación enunciamos algunos de estos privilegios:

El presbítero asistente.

El presbítero asistente, con capa pluvial, era de rigor en la primera Misa de un nuevo sacerdote; por lo demás es un privilegio prelaticio, que comparten por gracia especial los provinciales franciscanos y carmelitas (así como el canon, la palmatoria y el tronetto). Sin embargo, en España, hay un uso antiquísimo que permite que cualquier sacerdote pueda ser ayudado por un presbítero asistente en toda Misa solemne.

Asperges por otro sacerdote que no sea el celebrante. 

En Misas solemnes o cantadas celebradas por un sacerdote constituido en dignidad, otro con sobrepelliz y estola acompañado por dos acólitos puede hacer la aspersión antes de la Misa mayor dominical.

El cáliz preparado. 

El cáliz puede estar preparado de antemano sobre el altar para las Misas rezadas, ya extendido sobre los corporales, con el misal abierto y registrado. Asimismo, se puede poner el vino y el agua inmediatamente antes de iniciar la misa. De hecho, así se hace en el rito dominicano.

El portapaz. 

Con él se da la paz en las Misas sin ministros sagrados. El acólito lo toma con un velo de seda blanca, se arrodilla junto al sacerdote y éste besa el altar y luego el portapaz diciendo “Pax tecum”. El acólito responde “Et cum Spiritu tuo” y lleva el portapaz al clero y al pueblo, de este al menos a las personas más importantes o los primeros de cada banco diciendo “Pax tecum” y dándolo a besar. Si hay altas autoridades presentes siempre era cortesía llevarles la paz a ellas. EL portapaz también puede usarse en el Novus Ordo.

En el Confíteor. 

Añadir en el Confíteor el nombre del titular del altar o iglesia; por ejemplo: “…beato Ioanni Baptistae, sanctis apostolis Petro et Paulo, beato Joseph, omnibus sanctis et vobis fratres…”. Evidentemente, este privilegio no es practicable en el Novus Ordo, al haberse suprimido el nombre de los santos en el Confíteor. 

El turiferario que no sea diácono. 

Un acólito puede incensar al coro y a los ministros en la Misa solemne. Naturalmente, el diácono es quien inciensa al celebrante.

Evangelio desde el púlpito. 

El sacerdote puede leer el Evangelio desde el ambón, al igual que la Epístola, de cara al pueblo. En muchas catedrales e iglesias principales se ven aun esos hermosos ambones a ambos lados del presbiterio o del coro, a menudo con un tercer púlpito que es el propio del sermón.

La posición de las manos del sacerdote. 

Consiste en que el sacerdote puede tener las palmas de las manos vueltas hacia el altar (ad altare versas) cuando las extiende.

Ornamentos blancos y celestes de la Inmaculada. 

Sobre el uso de estos ornamentos hubo pleito y Roma ordenó que se utilizasen mientras durasen, éstos y sus similares. Solución salomónica. Parece que este uso se originó en torno a la polémica inmaculista de 1617, que acabó con un reconocimiento pontificio favorable al misterio. El papa Pío VII por breve de 28 de noviembre de 1817 otorgó privilegio para usar el celeste en la octava de la Inmaculada en la Catedral de Sevilla, y el 19 de septiembre de 1879 la Sagrada Congregación de Ritos lo amplió a todo el Arzobispado, siempre que se celebrara la Misa de la Inmaculada, concediéndose después a todas las Iglesias que lo solicitasen a Roma (decreto núm. 4083).

El bonete español. 

El bonete español es de cuatro picos y diferente a los birretes que usan los sacerdotes del resto del mundo, pero con idéntico uso litúrgico. Se le llama indistintamente “bonete” o “birrete”.  Al extranjero, sólo birrete.

El cíngulo fajinado. 

Ya obsoleto, es una faja con dos caídas terminadas en borlas, que lleva el celebrante como cíngulo. La faja es del mismo tejido que los ornamentos, o está bordada ricamente. Para ajustarla según la circunferencia del celebrante tiene unas cintas que se atan por detrás. Las caídas son una a la izquierda y otra a la derecha, de manera que queden simétricas con el cuerpo. Se ha usado en España, en México, etcétera. 

La muceta. 

Los párrocos españoles pueden usar muceta sobre el roquete y sotana. Salvo particular privilegio, es negra con las vueltas moradas.

<a href="https://inquisitivo.net/autor/redaccion-inquisitivo/" target="_self">Redacción Inquisitivo</a>

Redacción Inquisitivo

La notas firmadas como “Redacción Inquisitivo” son producidas por miembros de nuestra redacción bajo la supervisión del editor de la sección en las que son publicadas buscando conservar la línea editorial que nos caracteriza.

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