El 25 de Junio del 1523 el explorador Gil González de Ávila regresó a Panamá después de una exitosa campaña de exploración en Centroamérica. Su odisea es digna de una adaptación cinematográfica, pues posee todos los elementos que conforman una buena trama: valentía, osadía, grandes distancias, duros combates y la determinación que solo Dios le puede brindar a un hombre.

Para el año de 1519, el continente Americano seguía siendo enigmático para los Europeos. Si bien habían fundado pueblos en las Antillas y estaban comenzando a explorar la Península de Yucatán, la mayoría del continente seguía siendo un enorme misterio.

Los Españoles habían fundado algunos pequeños pueblos y puertos en Panamá (Castilla de Oro) y apenas comenzaban a navegar en el océano Pacífico, conocido entonces como el mar del Sur. En ese contexto llegó Gil González de Ávila con su tripulación al puerto de Acla, ubicado en la costa Caribeña de Panamá (Castilla de Oro). Existía un gran interés en explorar esta región la cual hoy conocemos como Centroamérica pues se rumoraba que existía un río que conectaba al Océano Atlántico con el Océano Pacífico, algo así como el canal de Panamá. Tal ruta era inexistente pero aun así, el rumor atrajo a muchísimos aventureros.

Gil González y sus hombres atravesaron el territorio Panameño para así arribar a la costa del Pacífico y ahí construyeron las embarcaciones. Este proceso fue difícil y estuvo cargado de contratiempos pero finalmente la voluntad venció todas la pruebas. El 21 de enero de 1522 Gil González y sus hombres zarparon hacía la aventura. Desembarcaron cerca Chiriquí, región Panameña que estaba fuera de los dominios Españoles y ahí comenzó la expedición terrestre. Los Españoles exploraron gran parte de la Costa Pacífica de Centroamérica, desde Chiriquí de Panamá hasta lo que es hoy es Rivas de Nicaragua, abarcando de tal forma, el territorio Pacífico de Costa Rica.

Durante la expedición, Gil González tuvo encuentros con los pueblos locales, encuentros muy diferentes a las típicas masacres que nos relata Hollywood. En el Pacífico sur de Costa Rica, Gil se vio afectado por una reuma y fue auxiliado por un pueblo indígena. Continuó su ruta hacia el norte y en la península de Nicoya hizo amistad con el Cacique Nicoa. Evangelizó a muchos indígenas y estos prometieron no volver a practicar ni el sacrificio humano ni el canibalismo. El Cacique de Nicoa quería que Gil González se quedara con ellos, pues le sería de mucha ayuda en su lucha contra otras tribus, pero el valeroso capitán continuó con su expedición. En Nicaragua se vio enredado entra las rivalidades del Cacique Nicarao y el Cacique Diriangén por lo que tuvo que ponerle fin a la expedición y regresar a los navíos.

Ahora bien, voy a ser honesto con ustedes. Durante mi investigación no he logrado aclarar todo, pues de esta expedición solo tengo claro tres fechas (1) 21 de Enero de 1522, salida de Panamá (2) 17 de Abril de 1523, encuentro con el Cacique Diriangén en Nicaragua y (3) 25 de Junio de 1523 el regreso a Panamá. La crónica más completa que conozco de esta expedición la escribió el historiador costarricense Ricardo Fernández Guardia en su libro Historia de Costa Rica: el descubrimiento y la conquista. Tanto Don Ricardo como su padre León Fernández Bonilla fueron historiadores que sirvieron como embajadores en Europa y eso les facilitó visitar el Archivo de Indias en Sevilla.

Así pues quedamos a la espera del 17 de Abril para conmemorar 500 años de las acciones de este valeroso Capitán. Si quisieran saber más sobre esta expedición pueden ingresar a mi canal de Youtube donde he creado dos episodios al respecto.