El sábado 4 de junio, en medio del desfile del Cremona Pride, un grupo de desviados y pervertidos de la nauseabunda comunidad LGBT portó en un anda una imagen blasfema de la Virgen María que tenía los senos descubiertos.

El alcalde de la ciudad, Gianluca Galimberti, que concedió patrocinio al primer orgullo de Cremona y participó en la manifestación, expresó en una publicación en Facebook, que estaba “feliz” con el evento, pero que también incluye a aquellos “que no comparten algunas ideas que pueden surgir de este evento”. Él mismo admite que tiene algunas “perplejidades sobre temas complejos”, pero añade que “por eso mismo la comparación es importante e indispensable para que no prevalezca el miedo a las diferentes posiciones, que luego siempre conduce a cierres y enfrentamientos”.

Según informa el diario de los obispos italianos Avvenire, Giovanni Arvedi, empresario de la industria del acero y dirigente del club de fútbol Cremonese, comentó que “estos símbolos no tienen nada que ver con la legítima tutela de los derechos y la lucha contra la homofobia y la discriminación. Son imágenes que ofenden la sensibilidad”.

Por su parte el obispo de Cremona se expresó con mucha debilidad y sin dar en el punto sobre cuál es el verdadero problema que conllevan este tipo de hechos:

“Son gestos que no le hacen bien a nadie y que perjudican a muchos que se están comprometiendo con el respeto mutuo por una sociedad sin discriminación”.

Concluyendo que “la Iglesia en Cremona, comprometida en un diálogo sinodal abierto con muchas voces y experiencias de las propias comunidades y de la sociedad civil, alimentará en la oración el compromiso ulterior de anuncio y diálogo, que estos tristes episodios no tienen la fuerza para socavar”.