En un proyecto de ley remitido al Congreso el 26 de agosto, Castillo, propuso que el 30 de agosto de cada año se conmemore el “Día nacional de las personas desaparecidas durante el período de violencia”. Con esto estaría pasando a segundo lugar la fiesta de la gran Santa del nuevo mundo.

El “periodo de violencia” al que se refiere Castillo comprende el periodo más brutal de los ataques terroristas de grupos como el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y Sendero Luminoso, una de las organizaciones comunistas más sanguinarias de América Latina, que acabó con la vida de decenas de miles de peruanos.

Por su parte la a  Conferencia Episcopal Peruana (CEP) emitió este 1 de septiembre un comunicado en el que exige “mantener incólume” la celebración católica.

La CEP resaltó que “el día 30 de agosto, Fiesta de Santa Rosa de Lima, está enraizado en todo el territorio nacional e internacional”.

 “Hoy día que se busca promover y revalorizar a la mujer, no se puede minimizar la imagen y vida de Santa Rosa de Lima, mujer laica, insigne santa peruana, modelo de entrega y servicio a los más vulnerables de la sociedad”, se expresó en el comunicado.

“Su nombre y su devoción ha trascendido internacionalmente. Su día ha sido siempre un momento de fe para todo el pueblo creyente”.

Para la Conferencia Episcopal Peruana, “introducir en la Fiesta de Santa Rosa de Lima, una conmemoración paralela el mismo día, afectaría directamente la celebración de esta expresión de religiosidad popular extendida por todo el Perú”.