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Un “apologeta” sugiere que incurrí en uno de los errores de Wycliff (hereje)
Todo por afirmar, a partir de lo desarrollado por Santo Tomás de Aquino, que un laico sí puede corregir a un miembro de la jerarquía eclesiástica

07/08/2022

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Hace no mucho, un contacto me hizo llegar las capturas de pantalla de un grupo de WhatsApp llamado “Apologetas católicos” en donde se compartió un artículo mío titulado “¿Puedo corregir a un miembro de la jerarquía eclesiástica siendo un laico?” el cual, por cierto, invito a leer. Solo por el título del chat me movería a no prestarle mucha importancia ya que son muchos los que se hacen llamar “apologetas” sin siquiera entender apologética como una ciencia teológica, por lo que gustan de elevar de rango a cualquier tipo de apología religiosa encabezada por personajes que a lo mucho y han llevado uno o dos cursos de teología, de biblia o temas afines. No digo que solo pueden ser apologetas los que tienen posgrados y especializaciones oficiales en teología, pero es una realidad, fácilmente constatable, el que la gran mayoría de aquellos que se adjudican este título no cuentan con un estudio, al menos de grado, que respalde esta afirmación. Pueden hacer mucho bien explicando cuestiones de difícil comprensión para todos los demás pero, al no disponer de todas las herramientas necesarias, ni del rigor que exige el ejercicio científico de la teología, luego corren el riesgo de afirmar cosas sin conocimiento de causa, como en el caso que a continuación voy a compartir.

Supongo que por error escribió W en lugar de E con Wycliffe

Según el “apologeta”, cuyo nombre me quiero reservar, en mi artículo paso por alto el error 19 de John Wycliffe condenado por el Papa Gregorio XI. Desliza la idea de que al no conocer la historia cometo los mismos errores de los herejes del pasado, y es que en mi artículo concluyo, junto a Santo Tomás de Aquino, que efectivamente un laico puede corregir a un miembro de la jerarquía eclesiástica. Vamos a abordar entonces este asunto con la sencillez y brevedad que exige este medio.

Para los que no sepan, John Wycliff, Wyclif, Wycliffe o incluso Juan de Wiclef,  fue un sacerdote católico inglés cuyas heréticas ideas lo constituyeron como precursor de la reforma protestante.

Entre sus muchas posturas heréticas conviene destacar solo lo relacionado a su idea de “autoridad basada en la gracia” según la cual la autoridad la concede directamente la gracia de Dios. Cuando el que ejerce la autoridad, sea en el orden espiritual o temporal, incurre en pecado mortal, pierde automáticamente toda potestad. Esto llevado al plano eclesiástico le mueve a sostener que no existe Iglesia visible, menos aún jerárquica, sino solo espiritual, la Iglesia constituida únicamente por los cristianos en estado de gracia, los predestinados, los cuales, según su parecer, podrían incluso elegir al Papa por sorteo ¿Por qué?

Según Wycliff, el ejercicio legítimo de la autoridad no se desprende ya del hecho de poseer la potestad. No existe, según este autor, una designación externa del poder sino solo interna: la santidad, que sería la base de toda legitimidad. Por tanto, el Papa como los obispos no pueden llamarse sucesores de San Pedro y los Apóstoles, respectivamente, reclamando jurisdicción espiritual o temporal. Luego, si la Iglesia institucional sólo tiene un vínculo puramente accidental con la Iglesia real, es decir, la iglesia espiritual o “congregatio omnium predestinatorum” (asamblea de todos los predestinados), entonces, no es necesario obedecerles ya que no hay prueba alguna de que los miembros de la jerarquía eclesiástica sean realmente predestinados, y es aquí donde encaja el uso del verbo corripere y accusare, que podemos traducir como corregir y acusar, del mencionado error 19 en el sentido que también señalé en mi artículo a partir de lo expuesto por Santo Tomás de Aquino, que sería la corrección como acto de justicia, la cual supone potestad para ejecutar un castigo por tratarse de una acción que va de un superior a un inferior. Esta es la corrección que con bastante claridad sostengo no se puede emplear con un miembro de la jerarquía eclesiástica siendo uno laico puesto que, como cualquier católico mínimamente formado, reconozco la debida potestad de la Iglesia docente. Pero que en el caso de Wycliff es todo lo contrario según leemos en De civili dominio, en De ecclesia y en De potestae papae, obras de donde se toman los mencionados errores condenados.

Wycliff sostenía que si un obispo o hasta el mismo papa se mostraran indignos, al ya no tener potestad ni jurisdicción alguna por lo antes mencionado, los gobernantes civiles, considerados por Wycliff como agentes de la voluntad de Dios, tenían el derecho de despojarlo de sus propiedades temporales. Y es que en un momento determinado el inglés tuvo que colocar entre paréntesis la tesis según la cual la condición de gracia representa el requisito indispensable para tener un dominio legítimo ya que él solo no podía despojar de sus bienes temporales al aparato eclesiástico, necesitaba de los nobles. No me voy a alargar más en este señor puesto que ya quedó claro cómo usó el verbo corripere, corregir, para desarrollar su postura igualitarista en el plano eclesiástico en donde un laico sí que podía corregir o ejercer potestad incluso sobre el Papa.

Como se puede ver, el error del “apologeta” se centra en haber tomado el término corregir en sentido unívoco para luego extender ese único significado a mi artículo, vinculando de forma deshonesta, o quizá a partir de una supina ignorancia, mi postura, que es la misma que la de Santo Tomás de Aquino, con la de un hereje, como si el término corregir no se pudiera predicar de más de una acción. Y lo peor de todo es que lo hace con ínfulas de ortodoxia y fidelidad al Santo Padre haciéndole creer a sus pobres seguidores que de ninguna forma un laico podría corregir a un miembro de la jerarquía eclesiástica sin incurrir en un error condenado en algún momento como herejía. Aunque, para ser franco, no todo es malo aquí. Las pocas veces que he mencionado a Wycliff en un contexto académico ha sido en el marco de algunos desarrollos meramente históricos sin mayor importancia, esto me ha dado la idea de presentar a mis alumnos de filosofía medieval una trampilla terminológica bastante divertida similar a la que hago en clase de metafísica I cuando sostengo que Dios no existe, Dios es. En fin, no tengo nada más que decir al respecto, creo que todo está bastante claro para cualquiera con un mínimo de comprensión lectora que aborde mi artículo sobre el tema de la corrección a un miembro de la jerarquía eclesiástica, pero si por ventura a alguien no le queda claro algo, en lugar de lanzarse a afirmar ¡Así no es! ¡Hereje! creo yo que es mejor acercarse de alguna manera y preguntar, abierto siempre a la categoría de la posibilidad, si es que cabe el error en el planteamiento a partir de tal o cual fuente. No es muy buena idea sostener cosas sin conocimiento de causa. Es solo un consejo. Hasta la próxima.

<a href="https://inquisitivo.net/autor/samuel-soldevilla-burga/" target="_self">Samuel Soldevilla Burga</a>

Samuel Soldevilla Burga

Casado desde el 2019 con una maravillosa mujer, padre de familia. Seglar comprometido con la instauración del Reinado Social de Cristo. Con formación teológica, filosófica, jurídica y musical. Profesor de metafísica, filosofía medieval, filosofía moderna, filosofía de la naturaleza, filosofía de la ciencia y música. A pesar de sus múltiples defectos y limitaciones es director de Inquisitivo.net, presidente de la asociación Traditio Invicta y fundador de la Comunidad Seglar de Cristo Rey.

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