El Santo Padre concedió una entrevista a Associated Press el martes, abordando una variedad de temas, incluida la criminalización de la homosexualidad. En la entrevista, Francisco criticó las leyes contra la homosexualidad como “injustas”.

“Ser homosexual no es un delito”, afirmó el pontífice, ofreciendo una distinción: “No es un delito. Sí, pero es un pecado. Bien, pero primero distingamos entre un pecado y un delito”.

Si bien Associated Press solo ha publicado fragmentos de la entrevista, los medios seculares y los católicos liberales elogian al Papa Francisco por defender la causa LGBT.

La declaración del Papa  sobre la criminalidad de la homosexualidad puede entenderse de dos maneras. En cierto sentido, “ser homosexual” puede significar simplemente tener una atracción o inclinación hacia el mismo sexo, lo cual no es un delito, aunque la Iglesia enseña que la inclinación en sí misma es “objetivamente desordenada”. La Iglesia no condena automáticamente a las personas que padecen este trastorno, especialmente si están trabajando activamente para superarlo. 

Por otro lado, la frase “ser homosexual” podría describir a aquellos que viven un estilo de vida homosexual activo.

Da la impresión que el Papa logra hacer esta distinción y se refiere a lo que mencionamos en primer lugar sobre la homosexualidad cuando reconoce el pecado que esta es. Posteriormente el Pontífice condenó las leyes “injustas” en todo el mundo que criminalizan la actividad homosexual. Según AP, el Santo Padre afirmó que la Iglesia Católica debería poner fin a tales leyes y señaló que “debe hacer esto”.

Por su parte Santo Tomás de Aquino enseña que la ley humana debe ajustarse siempre a la ley natural y la ley natural está determinada siempre por la ley eterna, es decir, divina.

La Iglesia, partiendo de la Divina Revelación, emite una rotunda y dura condena de los actos homosexuales como gravemente desordenados. Siguiendo la comprensión de la ley de Santo Tomás de Aquino, los actos homosexuales violan la ley natural y, por lo tanto, deberían estar prohibidos por la ley humana.