The New York Post informó que la sala de conciertos de Chesterfield, The Factory, que presentó “A Drag Queen Christmas” el miércoles, anunció horas antes del espectáculo que los poseedores de entradas menores de 18 años serían rechazados, luego de una discusión con el alcalde de Chesterfield, Bob Nation, sobre las ordenanzas locales contra la exposición de menores a ciertos tipos de entretenimiento con carga sexual.

El espectáculo, parte de una gira nacional organizada por Nina West y otros artistas de la serie de telerrealidad RuPaul’s Drag Race, generó protestas a favor y en contra, con críticos que iban desde aquellos con preocupaciones relacionadas con la edad hasta la creencia de que, como dijo un manifestante, “poner drag queens con Navidad es como abofetear a Dios en la cara”. 

The Washington Times agrega que las dudas sobre qué tan “amigables para la familia” son realmente estos espectáculos fueron reivindicadas por el informe del periodista Tayler Hansen, quien grabó otro espectáculo de la gira en la misma serie en Austin, Texas. 

En los últimos años, el drag se ha convertido en una de las herramientas favoritas de los activistas LGBT para exponer y aclimatar a los niños a los conceptos de fluidez de género y experimentación sexual, a través de espectáculos de drag “familiares” en almuerzos y eventos comunitarios, y en particular Drag Queen Story Hour (DQSH), una serie de eventos en los que travestis leen libros a niños, a menudo en bibliotecas públicas.